La expedición al Baruntse, una de las joyas ocultas del Himalaya, es un viaje que desafía no solo la resistencia física sino también la profundidad del espíritu. Con sus 7,129 metros, el Baruntse, ubicado en el distrito de Solu-Khumbu, ofrece una experiencia que trasciende el mero acto de escalar, invitando a los aventureros a una inmersión en un paisaje donde la magnificencia y el misterio se entrelazan.
El viaje comienza en Katmandú, una ciudad vibrante donde el bullicio de la vida urbana contrasta marcadamente con la serenidad que aguarda en las alturas. Desde allí, el vuelo hacia Lukla abre la puerta a un mundo diferente, donde la vida se ajusta al ritmo de las estaciones y las montañas. Al aterrizar en Lukla, el paisaje se transforma en un tapiz de verdes valles y ríos cristalinos, los primeros signos de la majestuosidad que aguarda al final del sendero.
La caminata hacia el Baruntse comienza en el pintoresco pueblo de Chheplung. El sendero serpentea a través de bosques de rododendros y terrazas de arroz, donde el aire es fresco y los sonidos de la naturaleza crean una sinfonía tranquilizadora. A medida que el grupo avanza, el terreno se eleva suavemente, ofreciendo vistas espectaculares del Makalu y el Everest, que parecen vigilar el camino con un interés silencioso.
El campamento base del Baruntse, situado a unos 5,400 metros, es un santuario en medio de un mundo de hielo y roca. Aquí, la montaña, aún oculta en parte por la neblina, empieza a mostrar su verdadero carácter. Las primeras noches en el campamento base están marcadas por una calma que es casi sobrenatural. El aire es fresco y cristalino, y las estrellas parecen brillar con una intensidad que hace que el cielo parezca al alcance de la mano. El Baruntse, con sus nieves perpetuas y sus picos afilados, se alza como un coloso silencioso, aguardando la llegada de aquellos que se atrevan a desafiar sus cumbres.
El ascenso hacia los campamentos superiores es una prueba de resistencia y paciencia. El Campamento I, a unos 6,000 metros, es el primer encuentro con el terreno implacable del Baruntse. Las paredes de hielo y las grietas traicioneras exigen una concentración constante. Aquí, la montaña comienza a revelar su faceta más desafiante: el viento helado, que aúlla entre las grietas y las crestas, y el frío intenso que penetra hasta los huesos. Cada paso en el hielo resuena con la promesa de una cumbre distante, mientras el grupo se enfrenta a las primeras pruebas de la altitud.
El Campamento II, a unos 6,500 metros, es una etapa en un desierto de hielo y roca. La cumbre del Baruntse, aún distante, parece una mirage en la lejanía. El ascenso desde aquí es un desafío constante, con rutas que se entrelazan entre seracs y pendientes empinadas. El terreno es traicionero y el frío, implacable. Cada día se convierte en una lucha por mantener el equilibrio entre el agotamiento y la seguridad, mientras el aire se vuelve cada vez más tenue.
El ataque a la cumbre es una experiencia que pone a prueba cada fibra del ser. La ruta final hacia la cumbre del Baruntse es una arista delgada, expuesta y desafiante. La combinación de altitud extrema y condiciones severas convierte cada paso en una victoria sobre la montaña y sobre uno mismo. El viento, que sopla con una fuerza casi sobrenatural, parece querer deshacer cada avance, mientras el cielo se transforma en un lienzo de azules profundos y el sol comienza a asomar en el horizonte. Finalmente, al alcanzar la cumbre, el mundo se despliega en un panorama sobrecogedor: un mar de montañas y valles que se extiende hasta el infinito, un testimonio de la grandeza de la naturaleza.
El descenso, sin embargo, es una etapa igualmente crítica. Las condiciones cambian rápidamente y el terreno se vuelve aún más desafiante. La montaña, que ha concedido la cumbre, exige cautela y respeto durante el retorno. Cada grieta y cada pared de hielo deben ser enfrentadas con cuidado, mientras la montaña, en su majestuosidad, sigue observando con una presencia que es tanto temida como reverenciada.
Al regresar al campamento base, el Baruntse deja una marca indeleble en quienes se han atrevido a desafiarlo. La montaña, con su grandeza fría y su belleza austera, ha sido una maestra que ha enseñado a los aventureros sobre la humildad, la resistencia y el verdadero significado de alcanzar lo sublime. La expedición al Baruntse no es solo una conquista física, sino una exploración del espíritu humano, un viaje hacia el corazón de la naturaleza y una inmersión en la experiencia más pura y profunda que el Himalaya puede ofrecer.
Día 01: Llegada en kathmandu Aeropuerto Internacional, traslado hotel
Día 02: dia libre en Kathmandu y preparacion de expedicion Barutse
Dia 03: Vamos a visit minesterio de Turismo en Kathmandu sobre informacion de Barutse
Día 04:Temprano en la mañana vuelo a Lukla (2.800) Noche en el Albergue.
Día 05: Lukla a Chutenga (3.350m),pasaremos la noche en tienda.
Día 06: Chutenga a más de Zatrela pasar la noche en Chatrarbu (4.340)
Día 07: Chatrabu a Köthe (3.700m),pasaremos la noche en tienda.
Día 08: Köthe a Thagnak (4.356m),pasaremos la noche en tienda.
Día 09: Thanak a Khare (4.900m), pasaremos la noche en tienda.
Día 10: Trekking al Alto Valle Hongu 5.000 m.4-5 horas.
Día 11: Caminata a Hongu Pokhari. Aprox. 5.000 m. 4-5 horas.
Día 12: Día de descanso en Hongu Pokhari.
Día 13: Caminata a Baruntse Campo Base. Aprox. 5.300 m.
Día 14: Día de descanso para aclimatación.
Día 15-24:(10 días) de escalada y la preparación para la cumbre del Baruntse.
Día 25: De vuelta en el Campo Base.
Día 26: Trek de vuelta a Hongu Pokhari.
Dia 27: Hongu Pokhari A Khare
Día 28: Khare a Köthe campamento (3.700m),pasaremos la noche en tienda.
Día 29: Köthe al Camp Chatrabu (4.340),pasaremos la noch en tienda.
Día 30: Chatrabu a Lukla pasaremos la noche en el Albergue (2.800)
Día 31: Vuelo a Lukla a Katmandú y traslado al hotel.
Día 32: salida de Kathmandu.
Devi Prasad Baral
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